J. EDGAR

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Confieso que las películas dirigidas por Clint Eastwood, son auténticos hallazgos cinematográficos, y en mi recuerdo hay momentos en algunas de ellas que permanecerán intactos en mi corazón. Esto se lo tengo que agradecer a un actor mediocre, insoportable en sus comienzos, sin expresión en su primeros años y un excelente profesional en su etapa actual y un maestro absoluto como director. Cuando se estrenó J. EDGAR, protagonizado por DiCaprio, el mundo se hizo jirones...¿Cómo un director de esa categoría, ha contado con este actor, por llamarlo de algún modo, para dar vida a un hombre tan importante de la historia de EEUU?, Leonardo DiCaprio ha destrozado films muy importantes, su insufrible rostro de adolescente eterno nunca me hicieron creíble sus papeles en el cine, ahora le toca jugar a ser nada menos que Hoover.... Pero rectificar es de sabios y aunque mi mente esté a años luz de serlo, pido desde mi sitio una disculpa a todos, por las palabras que alguna vez dije sobre el actor, siempre habrá un antes y un después de su brillantísima interpretación en J. EDGAR, creo que nadie podía dar vida con tanta verosimilidad, credibilidad y profesionalidad que DiCaprio para rozar la perfección, como es su trabajo en la película. El cine es mi vida, todos lo saben, el cine me ayuda a caminar hacia mi Manderley particular, el cine me regala retazos de felicidad, de belleza...de orgasmos continuados, tendido, en espera de consolidar mi cinemanía. Quiero escribir sobre un film extraordinario y a una representación de actores de sobriedad intachable desde el primero al último, sin que por ello olvide que el guión ha pasado por alto momentos cruciales de la vida de Edgar Hoover, y de los que hablaré mas tarde. Es lo único que puedo reprocharle a un maestro de la dirección, al que yo siempre consideré en sus comienzos como el hombre que mejor expresaba en pantalla el dolor de estomago.

Hay muchas ocasiones que cuando te sientas en la butaca de un cine, presientes desde el primer momento que vas a ver una gran película.... y efectivamente con J. EDGAR sucedió así, todo es un total acierto y una lección de buen cine. La interpretación de DiCaprio es sin duda la mejor que ha hecho en toda su carrera hasta la fecha. El elenco de actores que le rodea está a la altura de las circunstancias, la madre, la secretaría y el ayudante. Se nota la maestría de Clint Eastwood a la hora de ir sumergiéndonos en la trama y en los problemas sociales que se plantean, incluso Clint también compuso la banda sonora, emotiva y acertadísima. La escenografía, la fotografía y el ritmo hacen que te creas todo lo que está pasando en la pantalla, salvo muchos acontecimientos que se pasan por alto y que no he llegado a comprender, de haberlo hecho muchos de los que nos dedicamos a la investigación sobre figuras de Hollywood hubiéramos disfrutado lo indecible, así como mas explicaciones sobre la documentación confidencial, su odio hacia los Kennedy, y así sucesivamente, pero me he propuesto al tiempo que escribo sobre J. EDGAR, completar todo lo que en el film es pura insinuación y dejar claro como era en realidad J. EDGAR HOOVER y su nefasta influencia en acontecimientos de enorme importancia en EEUU, este es mi deseo, Sigo sin comprender como un hombre como Clint Eastwood pudo dejar en blanco detalles de su vida tan descaradamente. Hay cosas en el cine que la mente no comprende y esta es una de ellas. De Clint Eastwood no hay mucho por decir, es un genio en la dirección y tiene bajo su creación un sin número de obras de arte que se han consagrado merecidamente en la historia del cine. No puedo recordar una sola película de este hombre que deba considerar mala y en cambio hay un montón que se cuelan entre mis favoritas: Million dollar baby, Mystic River, Los puentes de Madison y muchas más. A mi parecer se merece más reconocimientos de los que la Academia le ha otorgado. Aún así es considerado uno de los grandes directores de todos los tiempos. Leonardo DiCaprio, por otro lado, y bajo mi criterio, nunca había roto la barrera. Esto es algo que seguimos pensando los que le encasillamos en su empalagoso papel de Jack en Titanic, obra que por otra parte lanzó a la pareja protagonista, pero a él yo creo que le pasó una fría factura en todo lo realizado posteriormente. Con J. EDGAR ya nadie puede negar que es un actor con mayúsculas, se parece a un camaleón, se adapta fácilmente a cualquier personaje que se le pone al frente, otra historia es que la haga creíble con ese rostro de niño malo, Clint le ha resucitado y espero que siga así de ahora en adelante, probando su gran capacidad interpretativa. Es la hora de que se le empiece a reconocer su talento- El Oscar por J. EDGAR debió ganarlo muy merecidamente.
 


Vuelvo a insistir en el silencio empleado por el director de J. EDGAR en no relatar la interesantísima vida del Jefe del FBI, porque Hoover tenía datos de la vida de Martín Luther King. John Edgar Hoover fue el primer director de la Oficina Federal de Investigación de Estados Unidos, el FBI. Durante los 37 años que se mantuvo en el cargo, desde 1935 hasta su muerte, en 1972, el hombre nacido en Washington DC tuvo acceso a gran cantidad de información. Ahora se ha publicado un libro en Estados Unidos revelando los archivos secretos que mantenía en su poder el hombre que sobrevivió a la gestión de siete presidentes. Está escrito por Ronald Kessler, ex periodista de los diarios The Washington Post y The Wall Street Journal, y revela las informaciones mejor guardadas por la institución, así como secretos de celebridades, políticos y estrellas de cine descubiertos por los agentes. Según detalla el portal norteamericano The Daily Beast, cuando Hoover fue designado director del FBI, antes había dirigido por 10 años la Agencia de Información, comenzó a mantener un archivo con información oficial y confidencial en su oficina. Estos "archivos secretos", le permitieron al director del FBI mantenerse en su cargo por el tiempo que deseara. Los defensores de Hoover afirman que estos archivos no se utilizaron para chantajear a los miembros del Congreso o a presidentes. Explican que el director del FBI los mantenía en su poder a fin de que los empleados más jóvenes no los examinaran y difundieran rumores. Sin embargo, Kessler revela en su libro algunos de estos archivos confidenciales. Uno de estos detalla un teletipo enviado a la sede central del FBI por William Simon, quien dirigió la oficina de Los Angeles, justo después de la muerte de Marilyn Monroe en su casa de Brentwood, el 5 de agosto de 1962, en la que tuvo mucho que ver debido a su amistad con Jefes de la Mafia.. El documento asegura que el entonces fiscal general de EE.UU. y hermano de JFK, Robert Kennedy, había usado el auto de Simon para ver a Marilyn antes de su muerte. El hijo de Simon, Greg, confirma el hecho.

-" Mi papá dijo que Robert Kennedy le había pedido prestado su convertible blanco Lincoln. Por eso no lo teníamos muchos fines de semana"-.

El libro también se refiere a un dato que había revelado el columnista del diario The Washington Post Jack Anderson, quien aseguró que el FBI había espiado la vida sexual del reverendo bautista y líder de los derechos civiles Martin Luther King, al que Hoover odiaba profundamente, no olvidemos que Hoover era un racista convencido y lo que resulta paradójico es que también fuera un duro perseguidor de la homosexualidad, cuando él lo era. En la película Clint da unas pequeñas pinceladas sobre estos temas, salvo el de Marilyn y la famosa Caza de Brujas.
El camino al infierno esta pavimentado de buenas intenciones, y también los archivos secretos de John Edgar Hoover. El controversial fundador del FBI es objeto esta vez de una biografía dirigida Eastwood, maestro del estoicismo conservador; y escrita por el guionista Dustin Lance Black, ganador de un Óscar. Por décadas, Hoover fue el perro guardián de los valores más conservadores de la sociedad norteamericana, a la vez que ocultaba su verdadera naturaleza. Era homosexual y esto es una trágica ironía, porque solía perseguir y chantajear actores y personalidades por esa misma causa. La vida de Hoover es rica en material, no para una película, sino para varias. Fue instrumental en la modernización de la investigación criminal. Fundó el Buró de Investigación Federal (FBI), que logró sofocar la ola criminal mafiosa que surgió con la Gran Depresión. Su anticomunismo visceral lo convirtió en un agente de desestabilización. A punta de chantaje e intimidación, se constituyó en una especie de siniestro poder paralelo, ejercido caprichosamente a espaldas de ocho presidentes, todos ellos, blancos de sus “investigaciones”. Repelió la lucha por los derechos civiles de los negros. Durante décadas, Hoover arruinó las vidas y carreras de innumerables políticos, artistas y ciudadanos. Solo la muerte pudo detenerlo. Así era en realidad J. EDGAR.
 

Eastwood y Black toman la difícil tarea de humanizarlo. Su esfera privada se convierte en el eje principal del filme aderezado por estampas de momentos claves de su carrera: la fundación del FBI, el rapto del bebé Lindbergh, el asesinato de John F. Kennedy. Es un tratamiento interesante, al menos conceptualmente. El problema está en que la estrategia estructural que asumen disipa cualquier momento dramático que la película podría adquirir. Hoover dicta sus memorias a diferentes reclutas jóvenes que actúan como mecanógrafos, dando voz a las preguntas mas obvias que se forman en nuestra mente. La narración antojadiza y auto-complaciente del viejo Hoover justifica los flashbacks. El personaje se desinfla muchas veces durante su proyección, que aún siendo una excelente cinta, ese ejercicio de auto-mitificación, la deja en muchos momentos en el aire, y ahí es donde yo insisto, extrañado por este lapsus, creo que intencionado del maestro Clint. En el laberinto episódico, las escenas concentradas en la esfera más íntima son las más efectivas. Una temprana cita con Helen Gandy, excelente Naomi Watts, quien llegaría a ser su secretaria de por vida, revela su profunda ansiedad por encajar un inalcanzable ideal de masculinidad. Lástima que la película no tenga para ella ninguna otra misión, porque es una actriz con registros mas que aceptables. Judi Dench devora las escenas como la gorgona cristiana de Mamá Hoover: con la cruel escena donde siembra a su vástago la obligación de vivir en el fondo del armario, secuencia impresionante, donde la dominación que ejerce sobre Edgar es férrea, gritándole histéricamente su repulsa a aceptar supuestamente tener un hijo homosexual. Buena parte del film se dedica a la relación de Hoover con el agente Clive Tolson, su secreto compañero de vida... Ambos interpretan una escena brutal, cuando Clive Tolson rompe parte de los adornos de la habitación de Edgar y le arroja al suelo besando sus labios ensangrentados, la mirada de Leonardo DiCaprio es sobrecogedora, entre el deseo, el miedo y el recuerdo de la frase de su madre. Clint Eastwood y su caprichoso tratamiento de la historia demanda mas conocimientos básicos de la persona de Hoover y en estas circunstancias, los pequeños detalles que nos perdemos en una brillante narrativa a mi me molestaron sobremanera. Muchos han elogiado el maquillaje envejecedor de Dicaprio, hay ocasiones en que te es difícil adivinar que tras el está DiCaprio. Es criticable que Eastwood y Black se propongan tomar el camino más fácil y no crucificar al maligno. Como el humanista Jean Renoir, operan insinuando que cada quien tiene sus razones para actuar de la manera en que lo hace. Pero menos que el retrato de un hombre reprimido. La extraordinaria actuación de Dicaprio, hace de J. EDGAR un ejercicio pictórico insuperable del monstruo del FBI y se nos esconde por ejemplo: Su odio enfermizo hacia Marilyn Monroe, a los Hermanos Kennedy, su homofobia latente, su simpatía por jefes de la mafia, su anticomunismo... Detalles que me gustaría enormemente comentar con Clint Eastwood, si ello me fuera posible.
 

J. Edgar nos presenta la biografía del primer director del FBI en estado actual: John Edgar Hoover, quien estuvo en su cargo 48 años hasta el día de su muerte. La historia se nos narra en orden aleatorio mientras que un Hoover anciano cuenta sus más grandes logros y sus infinitas desgracias. Eastwood logra hacernos entrar no del todo en la mente y personalidad de un hombre históricamente polémico, del cual se han dicho muchas cosas. A DiCaprio le van bien este tipo de trabajos, en los que tiene que encarnar a un personaje inestable cuya vida personal es un drama, lo que lo hace depender psicológicamente de algo o de alguien. La fuerza de interpretación que nos regala este actor es la clave para que nunca podamos odiar ni amar completamente su personaje, lo que para mí se convierte en un verdadero desafío. Eastwood notablemente no quería glorificar a un anticomunista y frío personaje, pero tampoco quería romper con su figura de presunto héroe y le ha salido bastante bien, porque la película es extraordinaria a pesar de todo. No se ha dicho mucho acerca del fiel Clyde Tolson, quien para mi fue una de las grandes sorpresas de la película. Clint Eastwood debió confiar en su capacidad de actor sin importar su inexperiencia, poniéndole en un papel casi tan importante como el protagonista. Vale la pena verla, no se puede considerar para nada un desperdicio cuando tenemos al frente la grandiosa y siempre bienvenida combinación DiCaprio-Eastwood.

 

En mi opinión Clint Eastwood es un director que esta mimado tanto por los críticos como por el público en general, y eso puede tener un alma de doble filo, pues en ocasiones no son objetivos a la hora de ver posibles errores. El director que consiguió emocionar a todo el mundo con Invictus, Mystic River, Los puentes de Madison o Million Dollar Baby tanto como por su excelente dirección como por su gran labor con los actores, lo consigue nuevamente con un actor al que yo creía inmoldeable. DiCaprio a colaborado con casi todos los grandes directores como Scorsese, Steven Spilberg, James Cameron, Ridley Scott, Sam Mendes. Se podría decir que el único que le faltaba era Clint Eastwood y por ello la expectación antes de su estreno con J. EDGAR era grande, logrando, al menos en mí, convencerme muy gratamente. Es conocido que John Edgar tenia una personalidad muy compleja llena de contradicciones y que era un hombre de fuerte carácter y poderoso, pero en la película se muestra y da la sensación de que Hoover, en su férrea lucha interior, aparece como una persona débil, que necesitaba en todo momento apoyarse en alguien y que no estaba a la altura de su cargo ni de su leyenda, aunque mas que leyenda es pura realidad y todos los historiadores de investigaciones sobre el cine, sabemos sus persecuciones a nombres mas que importantes. La relación con su madre es todo un claro complejo de Edipo, es cierto que John Edgar tenía gran devoción por ella, lo consigue transmitir bien en la película, y cada vez que sale una escena de la madre, su poder nos hace perder por momentos el hilo argumental, ante la fuerza del personaje materno. Cuando ella muere John pasa un momento muy delicado y a partir de ese instante tiene mas libertad a la hora de expresar su tendencia sexual, de enorme importancia en la película. La sobreexplotación materna cobra mucha vida en el desenlace de la película, siendo este tema uno de los muchos que Clint roza con delicadeza, como sobretodo al incluirlo, no existiendo pruebas de su homosexualidad, aunque de todos era sabida. En la película "Nixon" Oliver Stone nos muestra a Hoover tocándole la mano lascivamente al propio Nixon o incluso besando a un camarero. ¿se necesita algo mas palpable?.

Hay muchos detalles no incluidos en la película  y que me gustaría resaltar, como lo es el no incluir la relación de Hoober con las personas mas importantes del momento y centrase únicamente en la que tenia con el hermano de Kennedy, obviando al resto de presidentes, 7 nada mas y nada menos, a excepción de en dos escenas, en las que en el nombramiento del nuevo presidente, es llamado a entrar en el Despacho Oval. Y luego están las personas que Hoover investigó obsesivamente como Pablo Picasso, John Lennon, Marilyn Monroe o Elvis Presley. En mi opinión si se hubiera incluido en la película la investigación sin motivos de Hoover a estas personas, se reflejaría mucho mejor su transformación de héroe a villano y como el poder que tuvo pudo con el.

 

El film muestra de manera magistral parte de la intimidad de Hoover, su relación sumisa con su madre, con tintes de complejo de Edipo. Aparte, no se puede negar las relaciones mantenidas con su secretaria de toda la vida Helen Gandy  y su mano derecha Clyde Tolson, tres puntos fundamentales de la vida privada de J. EDGAR. Por esta razón, y la forma en cómo se desarrolla la trama, la película resulta muy rica en contenido y se disfruta viéndola. Es también una interesante clase de la historia de los Estados Unidos, aunque de ella se podrían extraer dos películas, si Clint Eastwood al margen de querer presentar al hombre, hubiera reflejado el poder; sus chantajes a los presidentes de EEUU, sus relaciones con la mafia, su odio hacia la familia Kennedy y así un largo desfile de conspiraciones a personalidades del mundo del arte y la cultura... también su implicación en varios asesinatos. Sin embargo, creo que para el público preparado, nos parece que la película queda suspendida de un hilo, hilo que se ha reforzado con el tiempo transcurrido y nos está ofreciendo la realidad del hombre mas poderoso de la nación..Clint Eastwood sigue demostrando que es un genio en la dirección, una mano sobria y precisa. Genial película, a pesar de todo y ojalá la puedan disfrutar. Eastwood podía haber emulado a Coppola y haber dirigido una trilogía al estilo de EL PADRINO, con tres partes bien marcadas de la ambición de un hombre importante y temible, y que desvela detrás de una personalidad agrandada y perspicaz, a un ser extremadamente frágil y sensible. Al margen de mis criticas al maestro Clint, debo mencionar que el film desarrolla de forma genial la historia de Edgar J. Hoover y como rectificar es de sabios, reconozco que nos regala una de las interpretaciones mas admirables de un desconocido Leonardo DiCaprio.. Esta película de Clint Eastwood levantó muchas polémicas entre los miembros de la Academia de Hollywood y sobre todo a la hora de los premios Oscar.

J. Edgar Hoover fundamentó su extraordinario y dilatado poder en descubrir las debilidades de los más relevantes políticos norteamericanos, hacerles saber puntualmente que disponía de información comprometida y sellar con ellos un pacto de silencio. Hoover era odiado y temido, pero fue, seguramente, el hombre que con más cinismo, acierto y crueldad marcó los peores códigos morales para sostenerse en el poder. Descubrió y grabó las conversaciones amorosas y las interjecciones sexuales extramatrimoniales del presidente Kennedy e interceptó correspondencia de Eleanor Roosevelt que delataba su supuesto lesbianismo, entre otras muchas interioridades que, probablemente, nunca llegarán a conocerse en su integridad. Los aparatos del Estado disponen hoy de un extraordinario poder que hombres como Hoover explotaron entre el silencio miedoso y la complicidad criminal de políticos débiles que prefirieron la subordinación al chantaje que la dignidad... Hoover, homosexual de forma más explícita de la que aparece en la película, en modo alguno fiel a la relación sentimental con su ayudante Clyde Tolson, intercambió favores con la mafia que disponía de fotografías suyas, travestido y alocado, de tal manera que su imagen en aquellos años de puritanismo jamás se vio afectada. Ante el resto del mundo y la sociedad americana de a pié encarnó al hombre íntegro, al patriota perseverante, al garante de la ley y el orden y al contradictor de corruptos y delincuentes. La película de Eastwood no fué bien acogida en los Estados Unidos. La sociedad americana que padeció el Watergate de Nixon y el caso Lewinsky de Clinton, parece todavía querer desconocer que su democracia, en tantos aspectos modélica, ha transitado por episodios que todavía exigen una aclaración. J. EDGAR. al margen de sus virtudes cinematográficas, es una película que sirve para meditar sobre las llamadas “cloacas del poder”, esos circuitos a los que están ajenos los ciudadanos pero que, de hecho, les restan libertad porque les velan la realidad sobre la integridad de sus dirigentes. Las aventuras sexuales que Hoover explotó en una sociedad bienpensante e hipócrita como la estadounidense a la que le impactan más los asuntos de bragueta que los de cartera y no son relevantes siempre que quienes las protagonicen no tengan una imagen pública o de integrista moral. El filme nos muestra también cómo Hoover reorganizó la oficina de investigaciones y cómo fue consiguiendo logros para la misma: el servicio de identificación de personas mediante huellas digitales, el tema del marcado de los billetes para rastrear delincuentes, los micrófonos escondidos en agentes encubiertos, el poder actuar con armas y con poder de policía, el no tener que esperar la orden judicial de allanamiento para poder actuar. Como podemos ver, fue un hombre muy vanguardista en el tema de las investigaciones criminales que logró conseguir avances muy importantes para poder combatir a comunistas y delincuentes muy peligrosos. La información es poder, y Hoover llegó a poseer muchos expedientes comprometedores de personas muy famosas, y yo lamento que la película no ahonde mucho en ese aspecto. Nos va contando con muchas idas y vueltas en el tiempo sobre este hombre tan peculiar, sobre su pobre vida social, sus inclinaciones sexuales, su enfermiza relación con su madre, sus traumas y angustias. Por ello además de mostrarnos a J Edgar Hoover director del FBI, nos adentra en el plano humano y sus problemáticas, lo cual hace un retrato biográfico bastante completo. Clint Eastwood arriesga con un personaje polémico y de los que no cae precisamente simpático. El resultado es una película altamente recomendable.

 

 

Uno de los mayores aciertos de J. Edgar es el de posicionar la narración desde el punto de vista del propio Hoover. Este gesto, tan perverso como honesto, nos ayuda a entrar en las profundidades de su atormentada vida, desvela los secretos y mentiras que él, como reflejo da la sociedad americana, trató de ocultar por lo que creía el bien de su cargo y de su país. Clint Eastwood lejos de acusarle, empatiza con este ambicioso personaje, tan poco honorable y miserable al mismo tiempo, pieza clave para entender los problemas políticos y sociales que acontecieron a lo largo del siglo pasado en los Estados Unidos. Quizás esta sea la razón por la que la propia crítica y el público norteamericano no hayan compartido su entusiasmo por el film, no alcanzan a entender que Clint no solo se identifique con él, sino que lo muestre sin pudor como un monstruo, pues al fin y al cabo, el surrealismo también forma parte de ellos..El controvertido guión de Dustin Lance Black arroja con discreción una impúdica mirada a la vida y personalidad del Hoover más íntimo. No es un guión gratuito ni polémico, tampoco pretender ser uno fidedigno, pero si uno valiente con el que Eastwood aborda con complejidad no solo la vida del fundador del FBI, sino los entresijos de unos Estados Unidos de los que fue juez y parte en su lucha por el poder. A través de sus recuerdos más íntimos y los fantasmas de Hoover, se nos muestra su lucha por proteger un sueño americano que en el fondo es una pesadilla. En sus casi cincuenta años como director del FBI vivió desde la lucha contra el crimen organizado y la ley seca, hasta el asesinato de Kennedy, el de Marilyn, pasando por la caza de brujas, por lo tanto, habríamos de considerar que llegado cierto punto, la biografía de Hoover no es solo la de su vida, sino la de todo un siglo. Si hay un elemento que se apodera de la película, aparte de la interpretación de Di Caprio, es el uso de la fotografía como metáfora. Esta, repleta de claroscuros, no podría ser más adecuada para dotar de atmósfera y capas a una obra que saca a la luz turbios momentos de la vida de Hoover, desde Roosevelt a Nixon, por lo que J. Edgar no solo resulta una película necesaria para superar el pasado, sino una fundamental para comprender el presente. Clint Eastwood es un maestro, dicen que tiene ochenta años pero a juzgar por su agilidad mental a la hora de contar historias no aparenta más de cincuenta. Lo encontramos en el punto justo de madurez: ni tan joven para contar historias, ni tan viejo para obsesionarse con el túnel, cosa que por cierto le estaría totalmente permitida. Al menos así había sido hasta ahora. Llegados a este punto parece que Clint le ha dado por limitarse a encargos o colaboraciones. J. EDGAR sirve de referencia y homenaje a la meteórica carrera del primer director del FBI. Un ajetreado viaje temporal al interior del personaje con sus luces y sombras, alegrías y tristezas, aciertos y errores. El cine de Eastwood no escatima en lo visual: diseño de producción, fotografía, música y sonido están por todo lo alto. El espectador tiene aseguradas sus pilares cinematográficos y además el maestro de gesto amargado sabe escoger admirablemente sus actores:

 

 

La dirección sigue siendo impecable. La trama está bien gestionada sin perder de vista el norte al que se dirige, a pesar de un guión que complica la trama con excesivos e innecesarios saltos temporales. Eastwood, consciente de su realización brillante, deja que la película funcione en piloto automático hasta dejarla seca de pasión y emociones. Sabemos que a Clint no le gusta dejar hilachos argumentales a la vista de todos, el problema es que al tratar de arreglarlos se notan demasiado las costuras.Eastwood seguirá siendo el más rápido del oeste y el más joven de los viejos talentos, pero le recordaremos por este filme y por muchas pequeñas obras maestras, los genios son así....y él con su rostro de perdona-vidas seguirá escribiendo con trazos de fino hilo de oro.... porque él puede y porque quiere. Si hay algo presente en la cinematografía de Clint Eastwood es el buen gusto, una especie de sabiduría que sólo los años y una especial sensibilidad, producto de la experiencia, es capaz de tener. Su película: J. EDGAR, es excepcional, como casi todo lo que ha realizado últimamente. En la sencillez existe profundidad. Y no puedo dejar de mostrar mi entusiasmo y admiración por éste gran profesional que es capaz de producir autenticas obras maestras desde una posición humanista que le engrandece. Eastwood aborda cada tema, cada situación y cada personaje con una sutileza digna. Nunca es tendencioso de forma gratuita, y no comete el pecado del panfletario urgido de insistir barrocamente en su tesis. Eastwood es un hombre de su tiempo y quizás uno de los mejores “historiadores” de la realidad contemporánea estadounidense. Con J. EDGAR, sigue tocando muy en alto y hurgando de manera inteligente en personalidades complejas como la que tuvo Edgar I. Hoover, bajo la caracterización de uno de los actores que me ha enseñado a rectificar, Leonardo Di Caprio no está irrepetible y grandioso, está lo siguiente. Eastwood no es un amarillista, aborda a sus personajes con respeto y consideración. Muestra sus “humillaciones” sin escarmentar en las mismas y sin pretensiones de juez. Tiene la virtud de conocer en profundidad la naturaleza humana y de quedarse con lo sustancial que hay en ella sin hacer del chisme y la maledicencia su prioridad. Por eso su cine termina siendo clásico, con matices, de otra dimensión, y muy especial. El equilibrio que logra al mostrarnos las “hazañas” policiales del FBI en su cruzada anticomunista junto al drama privado de Hoover es inequívoco, excepcional. No hay excesos, todo luce comedido haciendo alarde de una madurez sólo ejercida por unos muy pocos elegidos. La parte final de la película, el ajuste final de cuentas ante la “muerte política” y la “muerte biológica”: emociona y conmueve. El Hoover de Eastwood, es sencillamente lo que fue de acuerdo al acercamiento que éste gran director..

 

 

Para finalizar mi articulo, quiero insertar la opinión de Clint Eastwood y Leonardo DiCaprio sobre J. EDGAR:



- "Si Hoover era gay, no era un tema político. Su compañero y él fueron amigos inseparables, puede ser porque Hoover no confiaba en nadie o porque de verdad tenian una relación. Si era gay o nó... ¿A quien puede importarle?.Obviamente hay una historia de amor, puede que se trate de una historia de amor gay o algo más, eso el público deberá interpretarlo "-.

(CLINT EASTWOOD)

 


- " Lo que no se puede negar es que Clyde Tolson y Hoover tenían una relación que se extendió por la mayor parte de su vida, se veían todos los días, comían y cenaban juntos, y Hoover le dejó todo a Clyde, Es indudable, que eran mucho mas que socios. Con respecto al beso afirmo que no fue raro, nunca había besado a un hombre... y no quiere decir que lo vaya a seguir haciendo, pero me parece que se exagera mucho con estos temas "-.

 (LEONARDO DICAPRIO).

 

Solo me resta decir que es un gran film, una lección de interpretación y otra obra maestra del viejo Clint.

Yo personalmente recomiendo su visión.